lunes, 26 de mayo de 2008

MY MISS ROSS

En algún lugar de este mundo, cerca al mar, estudiaba en un colegio estatal llamado "Principe de Asturias". Yo era un tipo lleno de granos, despeinado, flaco, ojeroso, cansado y sin ilusiones, hasta que la vi, el primer dia de clase cuando cursaba el segundo añó.
Ella era el amor personificado, humanizado; tenía los ojos claros donde se reflejaban las olas del mar, una sonrisa como el amacer, una carcajada propia del coro de las aves cantoras del paraiso, era alegre, hay veces un poco impulsiva, decía lo que pensaba sin importarle un carajo "el qué dirán" (como debería ser), era auténtica. La admiraba. La amaba. Y se llamaba ROSS.
En aquellos años influenciado por mi entorno, veía las historias fantásticas de amor en las telenovelas, leía a gente romántica como: Gustavo Adolfo Becquer, Victor Hugo,...de ahí fue que creí que el amor era así; hermoso, dulce, fuerte, poderoso, imposible hasta llegar a morir. También mis hormonas sexuales comenzaba a inquietarme. Comenzaban a aparecer en mi vida el amor y el sexo.
Para Ross, el mundo erán los números, la vida era un "derivación" de los números, las leyes que gobiernan este mundo son las cuatro operaciones y creo que son: ¿Suma, resta, multiplicación, división? Si ella fuera presidente de nuestro país, su política en la educación sería: Quitar los demás cursos y solo enseñar matemáticas en los nidos, en las escuelas, en los colegios, en la universidad, en las iglesias, en los institutos de deporte,... porque la Administración es matemática, la economía es matemática, la psicología es matemática, la sociología es matemática, la religión es matemática, el fútbol es matemática, ¡Todo es matemática!
Todo comenzó, como dije, el primer dia de clase, mis amigos y yo estábamos contando lo que hicimos en las vacaciones, hay veces hacíamos estúpideces propia de la adolescencia. Hasta que entró ella; dijo: Buenos dias chicos e inmediatamente agarró la tiza y escribió: ALGEBRA y algunos ejercicios para resolver a manera de repaso. Si pués ella iba ser mi profesora de algebra; en cuanto la vi sentí que ya la amaba y más cuando sonreía.
Desde aquél dia soñaba con ella, imaginaba que los dos éramos los protagonistas de las telenovelas, de las historias de amor que leía. Yo, rogaba al tiempo que pasara mas rápido cada vez que terminaba su clase para que comenzara otra vez; en clase no aprendí ninguna fórmula, ¡nada!, me la pasaba mirándola, observando las olas del mar en sus ojos claros, planeando alguna estrategia para llamar su atención con la esperanza de que se fijara en mi; hasta que un dia en la entrada del colegio la vi con un tipo tomados de la mano, era su enamorado, me lo presentó. En ese momento se me vino el mundo encima, pero a la vez nacía una esperanza ya que el tipo era más estúpido que yo; así que decidí enamorarla; en cada clase le regalaba una manzana, hay veces una rosa, comenzé a leer psicología femenina, las artes de la seducción, estudiar la estadística de enamorados que eran profesora y alumno (¿cuál era mi probabilidad de estar con ella?), pedía consejos a mi viejo (claro que no le decía que ella era mi profesora), a mis amigos mayores, la visitaba en su casa con el pretexto que ¡Ayúdame en las tareas? la tenía cerca a mi y no me atrevía a tocarla, a besarla, a decirle lo hermosa que era, el cuánto la amaba; siempre me consideré un tipo decidido que hacía las cosas sin pedir permiso a pesar de mi aspecto ya descrito, pero con ella me volvía un cobarde, sentía lo que la espada siente en el fuego, lo que el león siente cuando se le rompe las garras, lo que el pavo real siente cuando le cortan las plumas.
Una tarde, como de costumbre, fuí a su casa, y también como de costumbre al tocar el timbre mi corazón latía mas rápido, traspiraba, temblaba y de pronto abrió la puerta y no me recibió, como de costumbre, con una de esas sonrisas que me gustaba ver sino me recibió con lágrimas en los ojos; ella había terminado con el estúpido ese, no sabía que hacer, si estar feliz o también llorar, ya que la vi tan fragil y sin dudarlo, perdiendo el miedo, la abrazé; sentí su respiración, sus latidos, su calor, no lo podía creer, la tenía en mis brazos, asi que me entreguéa mis sentimientos y a mis instintos, levanté su mirada con una suave caricia hacia la mia y la besé...como dice Arjona, para qué describir lo que hicimos en la alfombra si basta con resumir que la besé hasta la sombra y un poco más...
Después, me desperté. Todo fue un hermoso sueño.

2 comentarios:

Christian Chininin dijo...

El Amer!!! oe que pluma tan candente tienes, hermano. Ahora sácame una duda... ¿cual era tu sueño? ¿la existencia de la profesora? ¿tu visita a su casa? O ¿lo que hicieron en la alfombra? una abrazo!! ¡Roynerio cabro!

Esteban Ramon dijo...

el titulo pudo bien haber sido "sueño con my miss ross". No eres el unico que alucina cosas con su profesora. Bueno muy atrapante tu relato, mi profe de mate tambien era lindisima, sin embargo nunca tuve esos celestiales sueños. Hablamos compare